Nos gustaría empezar nuestra andadura en este blog con unas reflexiones acerca de la productividad a nivel global y su relación con la actual crisis que estamos padeciendo.
 
Las crisis no son del todo negativas si sirven para reflexionar y aplicar medidas enfocadas en aquellos aspectos en los que no se está haciendo bien. España tiene serios problemas estructurales, que tienen que mejorar tanto la Administración como las empresas que en ella operamos. Por ello, si queremos estar en crecimiento, a pesar de dichos problemas, debemos hacer uso de unos incrementos significativos de la productividad.
 
Sabemos asimismo que las empresas que incorporan innovaciones con regularidad en mejora de productividad de sus procesos son mucho más estables que las que son poco o nada innovadoras. En Estados Unidos, un 85% de las empresas en las que existe un fuerte imperativo tecnológico y productivo, siguen en pie tras diez años de funcionamiento mientras que un 80% de las empresas que recurren a tecnologías convencionales desaparecen al transcurrir sólo dos años de existencia.
                       
En efecto, a menudo enfocamos nuestras mejoras de productividad en la utilización de tecnología incorporada en bienes de equipo, lo cual conduce a mejoras competitivas de corta duración. Sin embargo, cada vez más, la forma de organización, la forma de hacer las cosas, es decir, sus procesos, adquiere una mayor importancia y, a veces, es decisiva para poder competir con éxito.
 
En esta época de crisis, si queremos tener beneficios, la única posibilidad radica en disminuir nuestros costes, porque el precio nos viene prefijado por el mercado y es ya inamovible. Es aquí donde adquieren toda su importancia los métodos de organización, que nos permiten hacer las cosas lo mejor posible al menor coste, es decir, ser más productivo y por tanto más competitivo.
 
En la empresa existe una gran cantidad de procesos, que involucran a diferentes personas, equipos, materiales, información, dinero, funciones, etc. Cada uno de dichos procesos se realiza bajo unas instrucciones o procedimientos, o bien son resultado de hábitos, acuerdos, tradición, improvisación, etc.
 
Una característica interesante es que todas las actividades relacionadas requieren recursos que agregan coste al producto o servicio objeto de la empresa, pero no todas agregan valor al mismo. Es ahí donde surge la idea de mejora de productividad, a través del análisis de todos los procesos que afecten fundamentalmente a la competitividad de la empresa, es decir, aquellos que puedan afectar a la satisfacción final del cliente.
 
Aunque no hay soluciones estándar aplicables a todas las empresas, si existen herramientas de mejora o metodologías que ayudan a analizar, definir e implantar mejora de productividad en procesos que busquen la excelencia en la realización de nuestros servicios o en la fabricación de nuestros productos; estos aspectos, como análisis de la capacidad, flexibilidad, reducción de costes, calidad, tiempos de entrega, son los que sin duda es necesario potenciar para conseguir mejorar la productividad y por tanto nuestra competitividad.
En imp consultores llevamos impulsando la mejora de productividad en las empresas desde hace ya casi 15 años, en todo tipo de sectores y en varios países. Aunque es una práctica que debe ser habitual en las empresas, no debemos desperdiciar la situación actual para hacer una revisión de nuestros actuales procesos en todos los aspectos comentados.

Emilio Gómez
Director de Consultoría.
Imp consultores.