El sector de la alimentación es uno de  los sectores industriales con más peso en la economía española. Según los datos que se desprenden del Barómetro de Alimentación y Bebidas 2011 de la FIAB (Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas):
  • El Índice de Producción Industrial (IPI) de la alimentación cerró el pasado año con una media anual positiva del 2,1%.
  • La industria de la alimentación y bebidas experimentó un leve crecimiento en cuanto al número de empleados en el año 2010.
  • El valor total de las exportaciones en 2010 alcanzó un 9,08% más que en 2009, mientras que las importaciones sufrieron un crecimiento interanual del 7,96%.
 
La innovación se ha convertido en una prioridad empresarial para esta industria. Los gastos en I+D+i del sector se han ido incrementado en los últimos años. Aunque, España sigue sin estar en la cabeza del ranking de empresas alimentarias que invierten en innovación, a diferencia de países como Reino Unido, siendo la tipología de las mismas grandes empresas posicionadas a nivel internacional.
 
En este sentido, entre los retos de la industria alimentaria se encuentra: la atención a la demanda de consumidores y clientes, adaptación a los cambios legislativos, internacionalización de las empresas del sector y fomentar la innovación de sus procesos productos, especialmente en las pequeñas y medianas empresas.  
 
La atención a la demanda de consumidores y clientes es clave. Los consumidores y clientes requieren productos seguros de garantía contrastada. Existe una gran preocupación acerca de los daños a la salud que pueden ser causados por los alimentos, así como demanda de productos específicos dirigidos a grupos sensibles, como los celíacos. No debemos olvidar, que en un mercado en continuo cambio estas demandas varían continuamente en un corto espacio de tiempo. En este contexto, la innovación es un factor clave  tanto en procesos como en producto (formulación y envases y embalajes), mejorando la competitividad de las empresas, especialmente de las PYMES.
 
No debemos olvidar la legislación, cada día más exigente y en continuo cambio para el sector. En este sentido, la nueva Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición va introducir nuevos cambios como la incorporación de los riesgos nutricionales en el análisis de peligros de las empresas alimentarias.
 
Por otro lado, como elemento obligatorio en la internacionalización es necesario disponer de herramientas que garanticen que nuestros productos son seguros y cumplen con todas las exigencias de un mercado global.
 
En este contexto, la implantación de Sistemas de Seguridad Alimentaria en base estándares como BRC e IFS o normas como la ISO 22000 o Global Gap son herramientas necesaria para aquellas empresas que quieran adaptarse a estos cambios y sobrevivir a la situación actual. Estos sistemas permiten mejorar el control de los productos y procesos y a obtener el reconocimiento de un organismo externo e independiente, sirviendo de aval para clientes y consumidores de manera global.
 
Por último, insistir en la necesidad de promover la innovación, especialmente en la pequeña y mediana empresa. Con este fin, la implantación de Sistemas de Gestión de la I+D+i en base a la norma UNE 166002:20026 nos puede ayudar a canalizar la creatividad de nuestra organización y a la generación de ideas innovadoras que mejoren nuestros procesos y productos.
 
 
Gemma Martínez Bustos
Consultora Senior