Me gustaría dar mi punto de vista sobre un tema del que se habla mucho y que está adquiriendo mucha importancia en la sociedad y en la empresa.
 
Los bajos índices de productividad y por tanto de competitividad de España (puesto nº 42 de las economías mundiales) reflejados en el Índice Global de Competitividad es razón más que suficiente para afirmar que esta falta de productividad es el problema fundamental de la sociedad y la economía española.
 
Mejorar la productividad significa encontrar mejores formas de hacer más cosas con menos de los recursos disponibles en nuestras empresas. ¿Qué recursos? , capital, mano de obra, nuestras máquinas, energía y materiales. Una forma de medir la mejora de productividad es calcular la eficiencia con la que la empresa transforma sus inputs en productos o servicios. Cuando decimos que hemos tenido un crecimiento del 10% en productividad, decimos que se obtuvo 10% más de producto a partir de los mismos recursos productivos.
 
Para conseguir aumentar la productividad, estamos actualmente inundados de programas que fomentan la innovación. Esto lo considero un acierto, pero si entendemos la innovación como hacer nuevas “cosas”, o al menos mejorar la forma de hacer las mismas. Sin embargo, un aspecto actual que considero equivocado es plantear que la innovación sólo es usar más y mejores tecnologías.
 
A corto plazo es más importante para las empresas asegurar una gestión eficaz de sus procesos, sistemas y personas, como base de partida para poder competir más eficientemente. Posteriormente, y una vez ordenados y optimizados sus procesos, podrá mejorar a través de inversiones en tecnología, pero siempre después de conocer donde están sus limitaciones, y asegurarse de sólo puedan ser superadas con esas inversiones. En nuestra experiencia en imp consultores, en muchas ocasiones hay alternativas mucho más económicas que la propia inversión en tecnología.
 
Y es aquí donde más fallos veo en los programas fomentados desde los organismos públicos en forma de ayudas o estímulos. Mi experiencia empresarial me dice que hay que ofrecer a las empresas con buenas ideas la oportunidad de prosperar y crecer. La baja productividad en algunas ocasiones puede ser el resultado no deseado de algunos programas de mejora, que por causa de las subvenciones y ayudas, que a veces invierten en soluciones equivocadas y que impiden la expansión de las compañías eficientes y promueven la supervivencia y el crecimiento de empresas ineficientes.
 
El crecimiento económico y empresarial exige empresas cada vez más productivas y para eso la innovación es esencial. Esto es conseguir mejoras que valore nuestro cliente y nos haga o vender más, con más margen o más caro. Por eso el esfuerzo debe ir en este tipo real de innovación, buscando resultados y no sólo buscando el gasto para que nuestros políticos digan la enorme cifra que nos gastamos en innovación, pero, ¿para qué sirvió?. Estoy de acuerdo que las empresas “grandes” deben recurrir en mayor medida a promover la mejora de productividad a través de la innovación tecnológica para crecer, pero, en las pequeñas empresas, que son más del 90% de nuestro tejido productivo, no es así.
 
La amplia proporción de empresas muy pequeñas influye en la dificultad para innovar correctamente y convertirse en empresas con un nivel medio o alto de productividad. La idea sería que invirtieran en la medida de sus posibilidades, pero de forma orientada al objetivo final de ser más productivos, y no por el hecho de “gastar” el dinero subvencionado. Al igual que las grandes empresas pueden invertir más en innovación al distribuir los costos en un volumen mayor de ingresos, se debería potenciar a las pequeñas el tener mejor acceso a los servicios de consultoría y a hacerse con el personal más capacitado. En esta línea, tengo que reconocer también que las consultoras nos hemos dejado influir por estas políticas, ya que hemos dirigido muchos de nuestro proyectos por estas ideas “innovadoras”.
 
Este aspecto hace que muchas empresas no mejoren su productividad, y sin embargo, considero que muchas empresas pequeñas y medianas podrían hacerlo simplemente dando la debida importancia al uso eficiente de los recursos que ya dispone, esto es, a una gestión correcta de sus operaciones. Gran parte del capital y trabajadores podrían ser mucho más productivos si se mejorara la eficiencia de los procesos en lo que participan.
 
En resumen, pienso que en los niveles de productividad en una economía puede influir el resultado de los programas y los incentivos de apoyo a la innovación. Estos programas, si tienen un mal enfoque pueden empeorar la productividad global de las empresas. La pregunta que cabe plantearse es: ¿cómo enfocar el apoyo público a la innovación? ¿Cuánto nos hemos gastado en los últimos 25 años y cuánto hemos mejorado?
 
Fuente: Emilio Gómez/EOI