• La norma debía estar más en línea con las prácticas empresariales actuales.

• La norma debía cambiar para seguir siendo relevante.

• Se debía facilitar la integración con otras normas.

• Se debía alcanzar una mayor eficacia y eficiencia en las auditorías.

• Se pone más énfasis en el sector servicios, haciendo el lenguaje más amigable para las organizaciones de este sector.

• Se refuerza el enfoque a procesos, con requisitos específicos para asegurar un buen enfoque a procesos.

• Se incorpora como novedad la identificación de los riesgos (y oportunidades) asociados a las actividades, de forma que las organizaciones realicen acciones que mitiguen el riesgo de generar servicios o productos no conformes.

• Se profundiza en el control de las provisiones externas (externalización de procesos o servicios).

• Se incorpora un apartado de “conocimiento de la organización y el contexto donde opera”. Esto significa que habrá que determinar los aspectos internos y externos que pueden afectar al sistema de gestión de calidad.

• Se incorpora un apartado de “compresión de las necesidades y expectativas de las partes interesadas”, donde no solo hay que tener en cuenta los requisitos de los clientes sino también los de las partes interesadas relacionadas (usuarios, proveedores, distribuidores, etc.).

• Se elimina como requisito específico la acción preventiva, ya que se considera que el propósito de cualquier sistema de calidad es actuar como una herramienta preventiva.

• Adopta una “estructura de alto nivel” que ha establecido ISO para facilitar la integración de cualquier sistema de gestión, independientemente de la norma que sea. La estructura de la nueva ISO, pasará de la estructura actual de 8 capítulos a una estructura de 10 secciones.

Sin duda, el año 2015 y sucesivos van a ser años revolucionarios en las organizaciones que dispongan de sistemas de gestión de calidad. Los sistemas tendrán que estar muy bien enfocados e implantados en las organizaciones, en la línea de los modelos de excelencia.