La respuesta es sí, si no sabe dónde está ¿cómo puede saber dónde ir?
 
Lo que se mide, se hace
 
La frase de Peter Drucker «lo que se mide, se hace» es muy cierta. Una evaluación no es simplemente una auditoría de la situación actual, si no que sugiere la posición deseada. Nos da enfoque para la mejora, focaliza la atención de la dirección, y genera el deseo de una buena puntuación por parte de toda la organización.
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Las evaluaciones motivan acciones, por lo que debemos ser cuidadosos a la hora de diseñarlas. Si no están bien diseñadas pueden conducir a conductas equivocadas. Copiar las evaluaciones de otros es peligroso, puesto que  “lo que se mide, se hace”, así que hay  asegúrese de medir lo que quieres hacer.
 
¿Qué tipo de evaluaciones nos aplica?
 
Podemos estar haciendo evaluaciones eternamente. A qué nivel de detalle debemos llegar o cómo organizar la auditoría, son preguntas críticas que tenemos que plantearnos. Las empresas tienen que decidir lo que para ellos funciona. Se pueden usar esquemas formales de auditoría a nivel de grupo o simples autoevaluaciones llevadas a cabo por cada área de la empresa.  Las evaluaciones pueden ser cualitativas, cuantitativas o ambas. Sea cual sea el diseño que se elija, lo más importante es involucrar al personal del área que se está evaluando. Ya que, de hecho, es más útil el aprendizaje durante el proceso que el propio resultado.
 
En ocasiones las empresas multinacionales con plantas en diferentes lugares pueden incluso diferenciar su estrategia en función del nivel de implantación de Lean en las mismas. Por ejemplo,  el Grupo Volvo vio necesario diferenciar entre plantas que acaban de iniciarse en la metodología Lean de aquellas que llevaban tiempo implantándola. En las plantas que apenas habían comenzado con Lean, las evaluaciones podían llegar a ser demasiado duras e incluso desalentadoras porque los resultados eran inesperadamente pobres. Esto no quiere decir que no sean necesarias, sino que las  evaluaciones a este nivel no tienen que ser tan ampliar o exhaustivas. Para las plantas con un nivel de implantación Lean más avanzado, la evaluaciones fueron de gran ayuda. Sin embargo, para las plantas con una total integración de la filosofía Lean, los beneficios de las evaluaciones fueron limitados, ya que en estas plantas ya son muy buenos por lo que tienen que ir más allá de los planteamientos generales del Lean. 
 
Nunca olvidar el propósito de la evaluación
 
¿Cuál es el propósito de la evaluación? A veces, cuando se comienza a hacer evaluaciones nos perdemos en el proceso y olvidamos el objetivo real de las mismas. El objetivo principal de estas evaluaciones es proporcionar a cada área una hoja de ruta para mejorar, pero sin caer en la competición de puntuaciones. Hay que tener cuidado de no vincular el resultado al bonus o beneficios adicionales. En su lugar, celebrar las mejoras reales en el desempeño operacional resultado de la aplicación de Lean. El resultado de la evaluación no sirve de nada, si el área que se está evaluando no avanza y adopta las mejoras. Las evaluaciones pueden ser de gran alcance, pero sólo si se implementa de manera inteligente.
 

Fuente: Better Operations