En la actualidad asistimos a una transformación industrial cuyas causas y consecuencias seguramente desbordan todo lo experimentado durante la revolución industrial de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX. En aquellos momentos, la economía mundial pasó de depender de la agricultura y la artesanía, a pivotar sobre la industria. Fue, sin duda, un salto de tremendas dimensiones y que ahora mismo no podemos cuantificar, ya que, en la actualidad, no entendemos la economía sin el motor industrial.

La actual revolución industrial denominada Industria 4.0, estrechamente ligada con la transformación digital, ha aparecido como una evolución de la industria en la que ésta deja de depender de la mano de obra “humana” y adquiere valor la mano de obra robotizada, automatizada y con una gran carga de Inteligencia Artificial, Big Data, IoT, Realidad Aumentada y otras herramientas que todavía no existen pero que en el trascurso de los próximos años verán la luz. Este proceso, de tamaño exponencial en cuanto a su desarrollo y evolución, está provocando que algunas de las nuevas herramientas apenas tengan vida o recorrido en el tiempo, debido a su rápida obsolescencia y vida efímera.

En este transformación surgen nuevas competencias técnicas, que incluso ponen en duda la validez de las competencias técnicas tradicionales, que hemos aprendido en la universidad y durante la trayectoria profesional, ya que estas pueden ser “aprendidas” por robots o sustituidas por Inteligencia Artificial. ¿Qué hacemos entonces a partir de ahora con los conocimientos en logística, planificación de la producción, gestión de compras, y todas las disciplinas operativas de la industria? Los sistemas actuales de programación y control de la producción ya en algunos casos son capaces de tomar sus decisiones sobre realizar pedidos, o recepcionarlos, ubicarlos y enviarlos a los clientes. Si este es el trabajo de las nuevas máquinas, ¿dónde queda el aporte humano? Parece cada vez más claro que todo lo que el hombre técnicamente conoce, lo puede aprender e incluso mejorar un robot o un autómata.

De esta manera, surge una dicotomía entre las competencias técnicas que serán desarrolladas por Inteligencia Artificial, y todas las habilidades que pueden aportar las personas, como la confianza o el liderazgo, y que difícilmente (de momento) pueden desarrollar los robots.

En este espacio de contraposición prevalece la importancia del Lean Management, considerado como un conocimiento clásico frente a las nuevas tecnologías, Industria 4.0, Realidad Aumentada, robótica, etc. Si nos vamos a la fuente del Lean Manufacturing, nuestros antepasados japoneses ya lo describieron, después de la Segunda Guerra Mundial, como una serie de herramientas cuyo objetivo es la eliminación de todo aquello que no aporta valor en las empresas, con la visión en el cliente, el enfoque en la mejora del flujo de procesos, productos e información, IMPLICANDO A LAS PERSONAS. Es en esta última parte, donde toma la fuerza la combinación de las técnicas Lean y la Industria 4.0, que dan como resultado el Lean 4.0, mediante el desarrollo, por ejemplo, de la robótica colaborativa, es decir robots interactuando con humanos en células flexibles Lean, o el caso de la utilización de Big Data para el análisis de mejora del OEE, indicador Lean de eficiencia y medidor del desperdicio.

De esta manera, las nuevas tecnologías nos permiten minimizar las pérdidas y seguir apostando por la implicación de las personas como canalizador de toda la toma de decisiones que conllevan el desarrollo empresarial. En definitiva, Lean 4.0 trata de hacer más con menos recursos, hoy y en el futuro, poniendo el énfasis en las personas.

 

José Ignacio Clemente, Gerente de consultoría de IMP Consultores

 

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