La necesidad de mejora de competitividad de la empresa española es evidente. Así lo pone de manifiesto el Índice Global de Competitividad 2010-2011 (publicado por el Foro de Davos) que sitúa a España en el puesto nº 42 de las economías mundiales (descendiendo desde el 29, donde estaba en 2008-2009). Además de otros factores, la deficiente competitividad de la empresa española, respecto a otros países, es causa de este descenso; siendo este uno de los problemas fundamentales de la sociedad y la economía española hoy en día.
 
Las empresas deben ser cada vez más competitivas y para ello necesitan innovar, no sólo, adaptándose y utilizando las Nuevas Tecnologías, invirtiendo en nuevos procesos de producción, bienes y servicios, sino también reorganizando sus métodos de gestión.

Fuente: cidaut.es

En este sentido se dirigen las principales prioridades de la Unión Europea en el plano económico, alertando continuamente sobre la necesidad de las empresas de ser más productivas. En un entorno en el que las empresas no pueden competir por precio frente a países emergentes, es imprescindible apelar a la innovación para reforzar los servicios o productos, mejorar la eficiencia operativa, estimular la competitividad y crear riqueza económica.

 
Mejorar la competitividad, como se comentaba anteriormente, significa aumentar la productividad, reducir el plazo de entrega, aumentar el portfolio de productos, adaptarse a las necesidades de los clientes, aportar más valor añadido a los clientes, invertir en tecnología que hagan más eficientes las operaciones de los procesos, etc. En este contexto, la puesta en marcha de proyectos para la innovación de procesos resulta clave para impulsar la mejora de competitividad en las empresas. 
 
Si además, tenemos en cuenta la actual situación económica, podemos concluir con la necesidad de un cambio en el modelo productivo de las empresas para adaptarse a las nuevas circunstancias, donde las empresas han de disponer de ventajas competitivas importantes que le permitan acceder a nuevos clientes y mercados.
 
En efecto, las empresas han de innovar en sus procesos para ser capaces de reducir sus costes de operación, disminuir sus plazos de entrega y, en definitiva, aumentar el valor añadido de sus operaciones, entre otros requisitos. Así, la gestión de operaciones ha permitido a muchas empresas aumentar su competitividad y poder diferenciarse de su competencia.
 
El proceso de innovación de procesos se completa con la innovación tecnológica propiamente dicha (automatización del proceso, informatización, implantación de técnicas de visión artificial, etc.). Con estas acciones, se culmina el proceso de innovación, que puede permitir a las empresas alcanzar las ventajas competitivas mencionadas. Pero, no se conseguirán resultados realmente relevantes si previamente a la propia automatización, por ejemplo, no se han analizado y reorganizado los propios procesos de la empresa.
 
En mi experiencia como Gerente en IMP Consultores, he podido participar en proyectos, en los que mediante la innovación de procesos, hemos ayudado a muchas empresas a mejorar su competitividad; empresas de diversos sectores que han visto mejorada su productividad y sus variables competitivas, lo que les ha permitido acceder a los mercados en los que compiten en posición ventajosa.
 

Pablo Soriano 
Gerente de proyectos en IMP Consultores