Durante años hemos estado hablando de la filosofía  Lean Manufacturing, término acuñado por Toyota, basada en concepto de mejora continua, entendida como el hecho de  que cada proceso puede ser mejorado continuamente, y  que la disminución de las mermas y desperdicios en los procesos redundará en la utilización eficiente de todos los recursos involucrados.
 
Hoy en día se habla mucho de Lean Startup, término introducido por Eric Ries, basado en el lanzamiento rápido de un producto o proyecto empresarial al mercado, a partir de un producto mínimo viable,  para evaluar la idea y tener margen de maniobra si el producto no se ajusta a las exigencias del público. En definitiva el Lean Startup permite validar un modelo de negocio a través de interacciones con el cliente y el mercado, eliminado todas las actividades que no tienen valor añadido a la hora de salir al mercado con un producto o servicio.
 
En ambos casos se busca aportar el máximo valor al cliente a través de la optimización de los recursos y de la eliminación todo lo que no aporta valor. La clave está en que la filosofía Lean no es simplemente reducir costes o ser barato, sino en usar todos los recursos de la manera más eficiente para aportar el valor demandado por los clientes.